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martes, 3 de junio de 2014

“La república de los sueños”

“La república de los sueños”
Nélida Piñón.

“Eulalia comenzó a morir el martes. Olvidada del último almuerzo de domingo, con la familia reunida en torno de la larga mesa especialmente dispuesta para recibir hijos y nietos…” estás son las primeras frases del libro “La república de los sueños” de la escritora brasileña, Nélida Piñón, cuyo nombre (vale la pena mencionarlo, es un anagrama del nombre de su abuelo: Daniel).
En este 2014, de los cuatro meses de este año, en la Biblioteca Enrique Fernández Ledesma, los libros que más han tenido movimiento, ya sea en consulta, o bien en préstamo a domicilio, son: 1.- “Enciclopedia de la vida animal” un libro de divulgación científica; 2.- la novela del escritor japonés, Haruki Murakami, “Tokio Blues”. y 3.-“La república de los sueños” de Nélida Piñón, novela brasileña.
 “La república de los sueños”, es una novela que nos llevará a los avatares de los protagonistas en lo que se refiere a la construcción de Brasil como nación, y en un mosaico de mestizaje que es de lo que esta compuesto ese país donde se jugará en unos días el próximo Mundial de futbol.
“La república de los sueños”, fue editada por Alfaguara, en el año de 1999, consta de 766 páginas, en la novela se describe el viaje iniciático de unos emigrantes que al cruzar el océano atlántico, sacrifican su pasado al mismo tiempo que custodian la remembranzas que narra la memoria de su éxodo, así es como lo describe Esmeralda Broullón Acuña (investigador española), y una de las estudiosas de las obras de Nélida Piñón.
El protagonista es Madruga, descrito como una imparable fuerza de la naturaleza, harto de soportar las limitaciones de su aldea natal y decidido a lograr “mi victoria sobre Brasil”, que da por obtenida cuando finaliza la novela, afirma jactanciosamente en sus primeros capítulos que el mar no es para los gallegos, sino el océano, “de preferencia el Atlántico, nuestro vecino”, y que solo el océano proporciona “la visión descomunal de la realidad”. (Citado de Esmeralda Broullón Acuña)
Esta novela constituye de hecho lo que su propio título enuncia: una república verbal de sueños. Una interpretación limitada de su significado nos llevaría hasta el pesimismo de los brasileños al comprobar la “ruptura entre el sueño de una nación, en crecimiento, y su realidad inmediata” no lo dice en la página 42, pero el sueño es también atributo, móvil o emblema de la mayoría de los personajes que pululan por estas páginas, así como también de América toda, “sueño funesto y colosal”. (Citado de Esmeralda Broullón Acuña)
Precisamente la narradora principal de La república de los sueños se llama Breta, de Bretaña, y se nos presenta como un “alter ego” de la propia autora. Mas Nélida Piñón no ha volcado en esta novela imprescindible tanto sus vivencias personales y familiares cuanto su teoría de un mestizaje en el que convergen en tensión elementos opuestos: Europa y América, triunfo y fracaso, hombre y mujer, sobre todo. Leída desde esta ribera, su novela resulta fascinante por diferentes motivos, pero sobre todo por la visión que de Galicia ofrece una nieta de gallegos que adoptaron como propia la patria de sus hijos, y por la identificación que una joven brasileña, Breta, alcanza dialécticamente con su abuelo tierno y despiadado a la vez, ante las mujeres imbuido de un espíritu de dominación semejante al de los conquistadores. Su esposa, Eulalia, cuya larga agonía aporta, como la de Artemio Cruz (novela de Carlos Fuentes), la anécdota en torno a la que se articulan el tiempo y el espacio del relato primario, ejemplifica también admirablemente la perspectiva contraria, en la que Breta-Nélida se identifica con el género femenino, “‑Los hombres saben poco de las mujeres. Esas criaturas que, según la historia, inventaron –dijo Breta un día con voz suave” como lo marca en la página 712. (Citado de Esmeralda Broullón Acuña)

“La república de los sueños” de Nélida Piñón, es una de las recomendaciones que les hacemos para esta semana…, para que la disfruten en su lectura y que se encuentra en la Biblioteca Enrique Fernández Ledesma.