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lunes, 26 de noviembre de 2012

Rubem Fonseca, en la Biblioteca Enrique Fernández Ledesma



Rubem Fonseca, en la Biblioteca Enrique Fernández Ledesma

Los mejores relatos
Rubem Foseca
Alfaguara 1998

En una coedición de Alfaguara y el Ministerio da Cultura, del año 1998 fortalecido con una foto de cubierta de Josefina Rodríguez Marxuach, y con un diseño de cubierta de Patricia Pérez Ramírez, el escritor brasileño Rubem Fonseca, en esta edición con ocho publicaciones, nos presentan en un solo tomo un recorrido de relatos publicados desde 1963 hasta 1997, son 15 años los que han pasado desde aquellas “Historias de amor”, encontramos a un Rubem Fonseca fiel a su estilo de contar historias donde involucra a toda una gama de personajes que retratan de alguna forma un sentimiento nacional que en ocasiones los hace universales, pues no solamente se pueden ubicar en ambiente geográfico de América Latina. Rubem Fonseca fue galardonado con el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, en el año 2003.
La obra de Rubem Fonseca nos lleva de la mano hasta los centros de gravitación de lo que son las pasiones humanas, donde se ven todo tipo de situaciones que por lo mismo (de ser humanas), nos parecen hasta chocantes al entendimiento, pero que al analizarlas son tan reales que nos hacen retratar en ocasiones en esos ambientes y pensar: —qué haría yo en esas circunstancias—, los personajes de Rubem Fonseca simplemente son seres humanos con todas sus miserias y con todas su virtudes.
Los mejores relatos. De Rubem Foseca de Alfaguara del año 1998, lo puede usted leer en la Biblioteca Enrique Fernández Ledesma, del Instituto Cultural de Aguascalientes, pero sí usted tiene credencial de la Biblioteca se lo puede llevar a préstamo hasta por diez días.




lunes, 5 de noviembre de 2012

Un poema de Alexandr Pushkin





A...


(Kern)*


Adonis Alexandr Pushkin



Recuerdo aquel instante prodigioso
en el que apareciste frente a mí,
lo mismo que una efímera visión
igual que un genio de belleza pura.

En mi languidecer sin esperanza,
en las zozobras del ruidoso afán,
tu tierna voz se oyó en mi largo tiempo
y soñaba con tus divinos rasgos.

Transcurrieron los años. La agitada
tormenta dispersó los viejos sueños
y al olvido entregué tu tierna voz
así como tus rasgos celestiales.

En cautiverio oscuro y tenebroso
mis días en silencio se arrastraban,
sin la deidad y sin la inspiración,
sin lágrimas, sin vida, sin amor.

Mas ahora que el despertar llegó a mi alma,
y de nuevo apareces ante mí,
lo mismo que una efímera visión
igual que un genio de belleza pura.

Y el corazón me late arrebatado
porque en él nuevamente resucitan

La inspiración y la divinidad
y la vida, y el llanto y el amor.

*Anna Pyetróvna Kem (1800-1879)
Traducción: Eduardo Alonso Duengo